Desde el Corazón al Centro: Sabiduría Ancestral para Restaurar tu Energía Vital
- Ada Arias
- 23 jul
- 3 Min. de lectura
Empiezo esta publicación contándote cómo me he sentido muchas veces y lo que me llevó a observarme y a tener más conciencia sobre mí. Hubo épocas de mi vida o momentos en los que me he sentido emocionalmente hiper acelerada, con pensamientos cícliclos, antojos constantes o fatiga después de comer, incluso aún al haber estado ingiriendo alimentos “saludables”.
Al haberme puesto a estudiar y a leer sobre Medicina Tradicional China (MTC) y Ayurveda, es que empecé a entender la relación que existe entre los elementos, la naturaleza, nuestros órganos y nuestra energía. Y me di cuenta que mi cuerpo no necesita más esfuerzo sino más ritmo, centro y más suavidad.

En la MTC, cada estación del año rige un órgano vital, y con él, emociones, funciones fisiológicas y procesos energéticos. Estas son las bases que he tomado para los programas de salud que he dado como el "Spring Refresh" que busca aprovechar la energía de la primavera para darle soporte al Hígado, el cual es el órgano de esa estación.
El verano es el tiempo del Corazón, que representa el fuego interno, la alegría y el espíritu. El verano tardío, que es exactamente el momento en el nos encontramos ahora, es el momento del Bazo y del Estómago, nuestro centro digestivo y emocional.
Estos dos órganos están profundamente conectados. Cuando uno se desequilibra, el otro también lo siente. Y en la vida moderna en la que la mayoría estamos sumergidos, llena de sobresaturación, prisas, desconexión con la comida real y poca pausa, es muy común que tanto el corazón como este centro que te platico, estén agotados.
El fuego del Corazón
El Corazón, en la visión ancestral, no solo bombea sangre. Es la sede del Shen, o espíritu. Es el lugar donde habita la alegría, la claridad mental, la conexión con los demás y la capacidad de sentirnos en paz. Cuando este fuego del Corazón está fuera de balance, podemos por ejemplo sentir:
Ansiedad o angustia sin causa clara
Insomnio o sueños muy agitados o movidos
Sensación de estar "desbordadas"
La tierra del Bazo
El Bazo es el órgano que se encarga de digerir, transformar y distribuir los nutrientes, pero así mismo las emociones. Cuando está débil, aparecen síntomas como:
Fatiga después de comer
Hinchazón, retención de líquidos
Antojos de dulce
Pensamientos repetitivos o exceso de preocupación
En este momento del año, que es claramente una transición entre el fuego del verano y la tierra del verano tardío, mantener un equilibrio entre el Corazón y Bazo es esencial para preservar nuestra vitalidad de cara al otoño. Cuando ambos están en armonía, podemos experimentar alegría serena, claridad mental, buena digestión y una sensación de enraizamiento profundo.
Todo lo que elegimos, tanto lo que comemos, cómo nos movemos, pero también lo que escuchamos, afecta directamente a estos órganos.
Para lograr este equilibrio, la medicina china propone tres pilares:
Alimentos cálidos y sencillos, que nutran sin sobrecargar;
Movimiento suave y consciente, que active sin agotar
Música o sonidos armonizadores, que calmen el espíritu y lo devuelvan al centro.
Un caldito o sopa mineral cocinada a fuego lento, un paseo después de comer, una melodía en tono Fa o Sol que calme el corazón... Todos estos son actos sencillos, pero profundamente terapéuticos que me han ayudado a encontrar ese centro (además de por supuesto otras prácticas de las que siempre hablo como meditación o grounding). Basta observarnos, escucharnos realmente, para conectar con nosotros mismos y dejarnos llevar intuitivamente por ese camino de sanación y auto-reparación. Basta ver lo que tenemos desequilibrado en nosotros mismos e irnos a la raíz para trabajarlo desde ahí. Siempre insisto en que la respuesta a nuestros "males" está en imitar a la naturaleza.
Todo esto que te cuento, me está inspirando a crear un espacio íntimo y restaurativo: Un taller en donde podamos reconectar con los ritmos naturales del cuerpo a través de alimentación estacional, descanso consciente y movimiento suave, integrando los principios de la medicina china y la nutrición funcional. Y no como un taller más de "hábitos saludables", sino desde un lugar en el que honremos y entendamos a nuestro cuerpo como un organismo cíclico, al corazón como un órgano sensible y a nuestro centro digestivo como el centro de operaciones que todo lo siente.
Te abrazo,
Ada





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