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Mindulfness

Es un método para conseguir la atención plena, centrándonos en lo que está sucediendo “aquí y ahora”, aceptándolo sin más, sin intentar cambiar, ni juzgar nada. Su significado es consciencia plena.

"Cuanto más silencioso te vuelves, más puedes oír" - Ram Dass


En esta época con agendas tan llenas de eventos familiares, sociales y compromisos laborales, parece que tenemos poco tiempo para reducir el ritmo y disfrutar al máximo de las experiencias de la vida. Atrapadas en un torbellino de actividad, a veces los placeres simples de la vida, como pasar tiempo con nuestros seres queridos, dar un paseo o sólo acurrucarse en un sillón, se pierden o se dan por sentados.


El mindfulness no es nada novedoso. En realidad es una técnica muy antigua que la hemos adoptado de las tradiciones budistas, empleada hace ya 2500 años y es la focalización de la atención en el momento presente.


Es un método para conseguir la atención plena, centrándonos en lo que está sucediendo “aquí y ahora”, aceptándolo sin más, sin intentar cambiar, ni juzgar nada. Su significado es consciencia plena. Es decir, concentrarse en lo que sucede, en nosotras y en nuestro alrededor, y saber renunciar al ruido y a las distracciones.


A través de diversas investigaciones científicas se ha comprobando que se consiguen muchos beneficios para nuestra salud física gracias al mindfulness si lo incorporamos a nuestra rutina diaria. Es muy positivo también para el autocontrol en los niños, para el desarrollo de la resiliencia, para reducir el estrés y la ansiedad, para mejorar los niveles de concentración y nuestra memoria, para descartar los tan incapacitantes pensamientos intrusivos y para la mejora del dolor físico por enfermedad o dolor emocional.


En la práctica, lo que experimenta una persona con el mindfulness es una conexión muy estrecha consigo mismo, con su cuerpo, con su mente y con sus emociones. Es por ello que se convierte en una práctica imprescindible si quieres gestionar correctamente tus pensamientos y emociones. Al practicar mindfulness te ves a ti misma desde otra perspectiva, como si fueras un observador que ve todo cuanto acontece en ti y en tu entorno, de modo que te haces más consciente de lo que sientes y piensas. Esto te dará mayor capacidad para alinear tus pensamientos y sentimientos con cualquier propósito que tengas en la vida.


Aquí te dejo sólo algunos consejos muy sencillos para introducir un poco de mindfulness en tu día a día:


1. Empieza el día con claridad. Antes de que el impulso o el rush por empezar el día se apodere de ti, permítete un momento de tranquilidad cuando te despiertes por la mañana. Esto lo puedes hacer sentada o acostada. Podrías empezar por enfocar tu mente en observar sensaciones en el cuerpo, en observar tu respiración, o practicando tus propias técnicas de meditación. No tiene por qué ser por mucho tiempo; cinco minutos pueden ser suficientes para liberar la mente del desorden innecesario.


2. Respira, respira, respira. En cualquier momento del día en el que las cosas se pongan demasiado agitadas, unos sencillos ejercicios de respiración pueden ayudarte a calmar y reenfocar tu mente. Un ejemplo de esto es observando y alargando la respiración mientras cuentas la duración de las inhalaciones y exhalaciones.

3. Come con conciencia. En el rush por continuar con nuestro día, a menudo nos apresuramos a comer o lo hacemos sin poner atención, sin estar presentes (como por estar en el cel). Cuando estés comiendo intenta observar la calidad de los alimentos que estás ingiriendo, utilizando todos tus sentidos. Considera las texturas, el sabor y el olor; con estas prácticas puede surgir una mayor sensación de satisfacción y aprecio por tu comida.


4. Haz una cosa a la vez. Si estás comiendo, come. Si estás con tus hijos, está con tus hijos. Si estás caminando, camina. Si estás hablando por teléfono, habla por teléfono. A menudo intentamos realizar múltiples tareas (multi-task) hasta el punto de que nunca estamos plenamente involucradas en la experiencia completa de lo que estamos haciendo. Nuestras mentes se vuelven más ocupadas de lo necesario y nos perdemos cosas. Al reducir la velocidad y concentrarnos en una cosa a la vez en su totalidad, nos volvemos más presentes y eficaces en la forma en que abordamos las situaciones y las cosas de la vida.


5. Apaga y desconecta. A menudo estamos tan absortas en el correo electrónico, las redes sociales y la televisión que nuestra mente nunca se detiene. Tan a menudo como puedas, intenta tomarte un tiempo de descanso. Esto podría ser apagar la tv una hora antes de acostarte todos los días (lo cual además ayuda a que duermas mejor) o salir un fin de semana sin mirar el teléfono. De cualquier manera en la que puedas, haz espacio para que tu mente esté tranquila y trata de aprender a existir sin necesidad de estimulación regular del mundo exterior.


Por lo tanto, las prácticas de mindfulness o de atención plena pueden ser una manera maravillosa de ralentizar todo con el fin de poder asimilar y apreciar todo lo que te rodea y todo lo que haces. Además, pueden ayudar a aliviar las presiones y el estrés asociados con la agitada vida cotidiana.


Todo ser vivo busca seguridad y refugio. Un lugar donde descansar.


¿Cuál es tu refugio?, ¿te gustaría crear desde ahora mismo un nuevo espacio para ti, más equilibrado? ¿Necesitas un momento del día para reconectar contigo? ¿Sientes que vas a un ritmo de locos, lo que te provoca estrés y ansiedad y no eres capaz de disfrutar de las tareas diarias?, ¿sabes que necesitas parar y no sabes por dónde empezar? ¿Estás constantemente pensando en el pasado y fantaseando con un futuro que nunca llega?


Si no sabes por dónde comenzar a prácticar el mindfulness o no tienes la claridad de cómo hacerlo, escríbeme para que agendemos una cita. Estaré feliz de poder ayudarte en este camino de tu transformación de salud y la de tu familia.



“Solo existen dos días en el año en los que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y el otro se llama mañana. Hoy es el único día para amar, creer, hacer y principalmente vivir”.

Dalai Lama.


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